Contaminamos nuestro entorno con la manera de ser que nace del dolor, de la confusión y del sufrimiento. Contaminamos con el enojo, rencor, control, soberbia, también inseguridad, miedos, angustias y lo que sigue… La lista de estos contaminantes es interminable.
Y ahora estamos sorprendidos que el entorno está contaminado: agua, tierra, aire, espacio. todos los elementos naturales que crean a nuestro entorno están contaminados.
Ya es hora de darnos cuenta que esa actitud nace en uno mismo, genera acción (o llámale karma si quieres) y así crea el entorno.
Dejemos de mirar el sargazo del Caribe como el daño ecológico de la civilización, seguir pensando que no tiene nada que ver con nosotros. Comencemos a verlo como una fuerte llamada de atención porque cada uno de nosotros tiene la capacidad de generar este fenómeno que tanto nos sorprendió a todos. Todos tenemos el poder de cambiar lo bello en lo feo, lo limpio en lo sucio, lo claro en lo oscuro, lo vivo en lo muerto.
¿Porque el entorno debería ser hermoso si nosotros no lo somos?
No encajaríamos con nuestro estrés, enojos, soberbia en un paisaje limpio y paradisíaco.
¿Quieres saber de dónde nace esa capacidad destructora que tenemos?
Estamos acostumbrados a mirar en dirección equivocada. Nos enfocamos en los problemas, en el dolor en los retos y amenazas y nos desconectamos por completo de nosotros mismos, nos olvidamos de nuestras cualidades, de lo que nos hace humanos.
Nuestra capacidad de adaptación, en este caso a lo malo, nos hace perder la sensibilidad y dejamos de cultivar esas cualidades.
Hay culto de belleza y de salud pero ya no de amistad o familia, hay culto de lo mío pero lo ajeno es objeto de celos, críticas y envidia. Nuestras relaciones cambian, nosotros cambiamos y el entorno cambia.
¿Escuchaste esa?… como es adentro es afuera, como es arriba es abajo.
¿Ya entiendes porque el sargazo del Caribe tiene mucho que ver contigo?
Comienza a cambiar tu mente, tus emociones, tu manera de ver las cosas y tus acciones.
Simplemente añade nuevas que traen más luminosidad a tu vida, más alegría, gozo. Promete que cada día vas a decir algo amable a alguien. Vas a respetar la vida y a ti mismo.
Pero también puedes hacer algo más. Hay lugares que intrínsecamente poseen las cualidades increíblemente hermosas, lugares bellos, calmados. Pueden ser lagos, bosques, montañas, playas – la naturaleza pero también en las ciudades los son jardines, árboles frondosos templos, algunos edificios o plazas, callejones etc.
Búscalos, pasa un rato allí, sin hacer nada, solo observando y estando.
Si necesitas calma, busca lugares calmados, si sientes tristeza, busca lugares de alegría, si lo que necesitas es estabilidad, busca lugares sólidos y seguros.
Así tú vas a equilibrarte y tus pensamientos, acciones también. Tomarás respiro y distancia de esas mecánicas que son autoras de tu propio sargazo.