La meditación es el proceso que usamos para explorar y para transformar la mente y desde allí a las emociones, las actitudes y toda nuestra realidad. Pero para poder meditar tenemos que crear ciertas herramientas que nos ayudan a lo largo de meditación a mantenernos firmes en los proceso que estamos viviendo. Solo así la mente no senos escapa, no huye y nos lleva a otro lado, otro lugar, otro momento. Tenemos que desarrollar la claridad, atención, enfoque. También evadir o calmar todos los procesos internos que ya estamos viviendo en los momentos de la meditación. Transformar o liberarnos de todos aquellos procesos que ocurren en nuestra mente diariamente e influyen en nuestra visión de la vida cotidiana. Y finalmente aprender las técnicas que nos ayuden a defender esos estados que logramos a lo largo de la práctica.
Esto sería introducirnos a la meditación, prepararnos para meditar. Estos es aprender a crear condiciones óptimas en las cuales la meditación genera el beneficio de mayor impacto y a largo plazo.
Si nos preparamos para dormir: uno se cambia de ropa, prepara la cama, se lava. Si nos preparamos para comer: uno cocina, pone la mesa, se lava las manos. Si nos preparamos para trabajar uno estudia, con surte aprende, logra experiencia, toma cierta actitud etc. ¿Entonces porque la mayoría de la gente quiere meditar pero sin preparación? Y es así como llegan a la conclusión: “eso no sirve” o “no, yo no puedo meditar”.
Todos podemos meditar pero hay que aprender cómo hacerlo, como crear las condiciones en la mente, en el cuerpo y en el entorno para que ese milagroso viaje hacia el interior llegue a su meta.
Así que dentro de la introducción a la meditación está:
Eso es todo. ahora puedes empezar a meditar.
N.B. Cada una de las técnicas mencionadas arriba puede volverse una prácticas en si misma.