La apertura de la mente es la cualidad que nos hace ser muy especiales.
Los seres humanos nos caracterizamos por juzgar constantemente. No hay cosa que veamos que no hayamos ya juzgado, catalogado, acomodado dentro de nuestro ser. Parece imposible evitarlo. Todo lo que ves, al instante ya tienes hecho un juicio sobre ello, quien sabe de donde viene – parecería que las cosas ya vienen con las etiquetas: eso es bueno, eso es malo, eso me gusta, eso no me gusta, eso lo quiero dos veces. Pero no, esas etiquetas se asignan en nuestro interior donde hay un gran acervo de experiencias anterior, de conocimiento, de lo que nos dijeron los papás cuando éramos niños, de lo que nos dijeron amigos, de lo que googleamos muchas cosas más. Es allí, en medio de la mente, donde nacen las etiquetas. y el sistema de búsqueda no es google sino el ego.
Piénsalo bien: cualquier cosa, persona, situación que veas, experiencia que tengas, inmediatamente creas una relación con eso. Eso es pauta para desarrollar inmediatamente una actitud y ésta, a su vez, desarrolla visión en la mente
Eso quiere decir que el aplicar un significado a todo es nuestra manera de percibir la realidad – nuestra vida.
Los juicios llenan el espacio de la mente. También llenan el corazón de experiencias. Cuando el corazón está lleno, no tiene espacio, está cerrado. No tiene apertura. Asíerdemos la oportunidad de ver las cosas como son y solo la vemos como debemos verlas, según nuestro criterio.
Además ¿qué pasa si nuestra bodega de contenidos está lleno de pura basura, de tristeza, inseguridad? Eso es lo que será parte de tu visión así verás el entorno y el mundo entero.
Ese sofisticado sistema instantáneo de ponerlo todo bajo criterios no permite ver claramente las cosas, ni verlas como son. Allí es donde nacen prejuicios, intolerancia, exigencias, fantasías, esperanzas. Cada una de estas emociones, actitudes aun más nos aleja de la apertura.
La apertura en el corazón (en la mente) es tener la capacidad de ver las cosas directamente, a través de la experiencia, no a través del juicio. Por ejemplo: comer un rico platillo y no perderte ningún sabor en vez de pensar que la sopa no será como lo esperas. La apertura devela muchos matices en las experiencias que la mente no puede ver. Pero no se trata solo de la sopa. También se trata de personas, situaciones, países… de nosotros mismos.
Cuando uno está abierto, no puede decepcionarse pero puede enriquecerse. cuando uno es intolerante, exigente, pocas veces logra la satisfacción y siempre se pierde la oportunidad de estar bien.
Finalmente, la mente abierta nos devela nuevos horizontes, nuevas oportunidades, devela el potencial que tenemos y los juicios nos muestran carencias, despiertan miedos, angustia, esperanzas y deseos.
Practica la mente abierta…