Calma y paciencia – los remedios para sanar.
Avicena – Médico y filósofo persa, vivió en el siglo X/XI, autor de tratados como El libro de la curación y El canon de medicina, padre de la medicina moderna. Su verdadero nombre es Abu’Ali al-Husayn ibn’abd Allah ibn Sina; nación en Bujara, actual Irán, 980. A lo largo del medioevo occidental sus descubrimientos en el campo de la medicina han sido sepultados. sin embargo su entendimiento de la salud y de la enfermedad se merecen, particularmente hoy, nuestra atención y reflexión.
Los conceptos de salud/enfermedad, vida/muerte – son fundamentales en todas las doctrinas filosóficas, religiosas. sociológicas, pues tratan de nuestra vida.
Particularmente hoy necesitamos encontrar un remedio rápido, eficaz y eficiente para lidiar con la enfermedad y la amenaza del coronavirus.
Veamos pues la propuesta de Avicena, llamado el príncipe de los médicos que vivió hace mil años atrás.
Dijo Avicena:
“La imaginación es la mitad de la enfermedad. La calma es la mitad del remedio. La paciencia es la mitad de la cura”.
En los tiempos movimentados, como la vida llena de estrés antes del COVID19, buscábamos la calma en las meditaciones. Aun sin saberlo, al practicar cualquier técnica, por ejemplo del mindfulness o de terapia de cuencos, o cualquier tipo de yoga hindú, lo que encontrábamos, entre otras cosas, era la calma.
Y esa calma lograba el cambio en la mente.
Quien puede espaciar los pensamientos, espaciar las experiencias negativas, los estados de la mente, especialmente miedos, angustias, ansiedades – desarrolla un increíble poder de afectar a todos los aspectos de la vida, incluyendo la salud.
Muchas, si no todas, tradiciones orientales reconocen la relación directa e inmediata entre la mente y el cuerpo – la salud es un estado del cuerpo.
Así que hoy tenemos más razón que nunca para meditar porque encontrar calma es la puerta para tu cuerpo y tu entorno.
La paciencia es una de las virtudes consideradas, dentro del budismo, indispensables y poderosas cualidades para quienes quieren cambiar su karma. La razón fundamental es que la paciencia implica dejar las expectativas, liberarte de las exigencias y solo observar sin perder de vista tu objetivo. Esa actitud en la mente la vuelve poderosa. Uno se vuelve fuerte, inamovible, estable. Acumula su energía como un tigre que mirando su presa la observa y está a punto de atacar- toda su energía está en sus músculos y el permanece sin moverse, listo para saltar.
La paciencia debilita los aspectos negativos de la mente, debilita los conceptos que nos afectan, no perdemos el tiempo en hablar de lo que nos da miedo – así el objeto de miedo también se debilita.
¡Vamos a desarrollar esa capacidad del cambio que está en la paciencia!
Vamos a practicar el karma.