El camino de la renuncia de los ascetas
Uno de los caminos que llevan hacía la liberación o iluminación es la renunciación.
Está presente fuertemente tanto en el budismo como hinduismo y genera a los practicantes de ambas religiones esa imagen «clásica» de un renunciante. También está presente en muchas otras religiones, incluyendo todas las religiones monoteistas como catolicismo, judaismo e islam, pero allá su forma es distinta y conlleva otros conceptos de
comportamiebnto, otra visión.
El camino de la renuncia modifica fuertemente el comportamiento del practicante y con eso su relación con lo externo, transforma su estructura interna y finalmente lleva al cambio de la visión que tiene sobre la vida, si mismo y el entorno.
La regla parece ser muy sencilla: no hagas nada de aquello que te lleva al sufrimiento. pero por sencillo que parezca es muy difícil llevarlo a cabo y se necesita mucha disciplina y determinación.
La manera más sencilla de hacerlo es a través de los votos que limitan tus actividades. Pero, nuevamente, por sencillo que parezca, los votos definen las acciones que se derraman en todas las áreas de tu vida y finalmente te hacen reflexionar, constantemente uno debe tomar decisiones y así se vuelve consciente.
Este camino es muy largo, pero muy seguro. Ocurre en y a través de la vida cotidiana. Implica tus actos, tus emociones y pensamientos. Poderosamente modifica tu karma.
Los ascetas son la imagen clásica de un renunciante pero no se necesita llegar a los límites así. Los sadhus de la India, fakires musulmanes o hindues, ascetas o ermitaños católicos, todos ellos renunciaron a la vida entera. Pero en el camino de la renuncia basta darte cuenta de cada acción que haces y respetar los votos que hiciste.
Hay centenares de votos, los monjes budistas hacen más de doscientos de éstos para determinar su conducta pero los laicos generalmente se abogan a 10 de éstos.
Por ejemplo: «no matar» y su opuesto: respetar la vida.
Tú, ¿respetas tu vida?
¿fumas?