A finales del siglo XIX, al cruzar el umbral del siglo XX, el mundo dio una vuelta y un gran paso hacia los tiempos modernos. En términos de la meditación, llegamos a estas fechas con la meditación polarizada entre el oriente y el occidente.
Por un lado, los inmigrantes de Asia -lejano oriente que llegaban a Estados Unidos de América traían consigo su cultura y sus prácticas religiosas, entre algunas estaban las meditaciones.
Lo mismo ocurría con los hindúes que se asentaban en Inglaterra victoriana. Las prácticas religiosas y de meditaciones se llevaban acabo en círculos cerrados pero sus resultados eran claramente apreciados en el comportamiento de sus practicantes.
En esa misma época en Inglaterra victoriana se despreciaba todo lo que venía de la India o estaba relacionado con la cultura hindú y por cuanto esa misma época (1837 – 1901) fue marcada por un fuerte desarrollo industrial, en términos sociales y espirituales era muy empobrecedor. Los yoguis que venían de la India (traídos no por su voluntad) se presentaban en la corte de Londres con su actitud y apariencia de ascetas, para los victorianos eran muestra de pobreza y de una cultura inferior, mientras que en sí podían ser hombres sabios que por mucho superaban en su visión a los londinenses. Es famosa historia de un sadhu que fue presentado ante la sociedad de Londres; cuando le pidieron que demostrara su sabiduría, se denudo ante todos, provocando un escándalo.
En la misma época, particularmente en Europa pero también con sus vertientes de spiritismo en Estados Unidos de América, se manifestaban las corrientes de Ocultismo o Metafísica (sus orígenes están en el siglo XVIII, vinculadas al personae de Saint Germain) y Teosofía que tenían sus orígenes en el oriente pero ya fueron modificadas y adaptadas por las mentes occidentales, muchas veces dando interpretaciones muy erróneas, lejanas a las originales (i.e. la interpretación de los chacras, canales, pranas así como el karma se han alejado mucho de la interpretación original, integrándose a la enseñanza metafísica de una manera muy distinta).
Así la mente «occidental», por un lado arraigada en lo material y soberbia, confrontaba visión abierta de los orientales – era imposible un casamiento de estos dos mundos. Hasta que tuvo lugar La Exposición Universal de Chicago, del 1 de mayo al 3 de octubre de 1893. La exposición tuvo como tema el cuarto centenario del descubrimiento del Nuevo Mundo por Cristóbal Colón sin embargo también acerco el Oriente al Occidente.