A la hora de practicar se requiere de ciertas cualidades de la mente para poder navegar en nuestro interior y alcanzar el objetivo de la práctica.
Si estas prácticas son de relajación, el practicante solo debe dejarse llevar y sostener plenamente la atención en el objeto que sigue, como el sonido, la música, la sensación en el cuerpo o cualquier otro estímulo que lo saca del interior de su mente cotidiana y le brinda relajación.
Pero si la meditación busca algo más que la relajación, por ejemplo la transformación, encontrar experiencia o es una contemplación, entonces se requiere más que la atención y el enfoque. El practicante debe dominar las herramientas que lo van sostener, como un bastón, en el terreno movedizo de la mente cotidiana.Estas cualidades son la quietud, la claridad y la apertura de la mente.
Algunas prácticas tienen por objetivo llevar al practicante al estado de quietud par que allá pueda sanar su dolor, reconectarse consigo mismo, encontrar el bienestar mientras que otras usan la quietud como poderosa herramienta en la investigación de su propia mente. Sin la quietud en la mente el practicante nunca podrá avanzar ya que la mente cotidiana y el ego rápidamente retoman la posesión de la voluntad del practicante.
Así que un practicante avanzado perfecciona la quietud no para sentir sus beneficios sino como una poderosa herramienta contra el ego.
Cuando el practicante logra desarrollar y estabilizar la quietud e la mente, inmediatamente aparece otra cualidad. – la claridad.
Esta cualidad es igualmente indispensable en una buena meditación, junto a la quietud ya que se refiere al estado sin movimientos en la mente, sin juicios, sin tendencias, sin actitud. La mente clara es la mente libre de cualquier impresión interna o externa y no deja huella en nada de lo que observamos. Todo está claro, no hay dudas, no hay caos, no hay necesidades.
Así la mente clara se vuelve consciencia. Sin ésta, el practicante puede estar en un increíble estado de relajación pero con su mente adormentada, poco clara – en blanco, como lo dicen algunos.
Un meditador nunca busca mente en blanco porque ésta no está consciente.