¿Sabes qué te hace meditar?
Últimamente, dando cursos de introducción a la meditación, me doy cuenta que las personas que acuden a estos talleres de información primaria sobre cómo meditar, tienen cada vez más y más claridad sobre lo que están buscando.
A excepción de aquellos practicantes que saben con claridad lo que están buscando, los demás siguen ya sea una corriente social o sus situaciones personales que los inclinan hacia la meditación. Pero resulta que en diferentes épocas aquello que motivaba a las personas para iniciar una práctica era diferente para los practicantes de hoy.
Hace 30 y 40 años, los seguidores de la meditación buscaban experiencias más allá de la mente cotidiana, experiencias que los llevasen a estados de la mente distintos, mejores, donde se despertaban las cualidades como plenitud, gozo, alegría y el amor. Este era el antídoto de los existencialistas para la sociedad consumista, para el culto de éxito, las guerras.
En los 90 se buscaba la meditación como puerta a lo desconocido de la mente, los maestros prometían ingresar a las dimensiones ocultas donde el practicante podía transformarse en alguien más, mejor, diferente. Estos poderes los hacían sentirse distintos y así confrontar la vida cotidiana desde otro ángulo.
Hoy los practicantes buscan retornar, refugiarse, descansar, reconectarse, regresar a su naturaleza y a su origen. Al parecer, lo oculto, desconocido y lo extraordinario perdió prioridad y las cualidades de paz y ecuanimidad están ganando el terreno en la conquista de la mente.
¡En hora buena!