La necesidad de los humanos de entenderse a si mismos y comprender a su entorno es tan antigua como el mismo humano.
El primer mandala, aquella forma mágica que de manera gráfica muestra un mapa de lo interno, del ser humano, es un círculo con un punto en el centro. Esta representación gráfica que habla de lo interno y lo externo, se encuentra en varias pinturas paleolíticas en distintos lugares de la tierra y vuelve a surgir en todas las épocas y lugares geográficamente distantes porque se refiere al resultado de un proceso de observación simple pero que impacta en la conducta y en el entendimiento: “yo y el resto” – el principio de la investigación de la realidad dual
Algunos claman que muchas de las pinturas rupestres que tienen, la más antigua, alrededor de 36 mil años, muestran a personas en posturas de meditación, esto sería increíble pero no se puede comprobar ya que existen varias interpretaciones.
El primer vestigio que sin duda alguna se refiere a una práctica posiblemente chamánica pero claramente con una postura de meditación, aparece entorno al 3,500 AC, hallada entre los restos arqueológicos en Mojenho Daro (una de las ciudades más grandes de la civilización del Valle del Indostán (actualmente Pakistán).
Los chamanes buscaban entender y desarrollar la relación con la naturaleza, cobrar de allí la fuerza y la energía sutil de los elementos naturales. con sus rituales lograban obtener respuestas y modificar el fluir de la realidad para su beneficio o de otros.
Para hacerlo frecuentemente usaban procesos que les provocaban diferentes estados de la conciencia, frecuentemente muy lejanos de la conciencia como la conocemos en el estado de vigilia. Tal vez esos estados no tienen mucho que ver con la meditación o la contemplación y menos con la filosofía y conocimiento de las religiones orientales pero claramente buscaban respuestas más allá de lo físico y lo buscaban en su interior.
Muchas religiones ancestrales hacían uso de ese recurso. Lo significativo de estas actividades es que tanto el chamánismo, panasiático como el americano, tibetano, africano o de Australia y Oceanía se parecen enormemente y llegan a tener el mismo entendimiento, como si tuvieran una fuente común: la mente.
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que fascinante es la historia de la humanidad, para comprendernos mejor también podemos mirar y sostener el aprendizaje en estos instantes de la vida humana.