Cada uno de nosotros tiene su propia motivación, que lo lleva a la decisión de meditar, hacer yoga o hacer uso de cualquier otra práctica espiritual, pero en general los motivos son los mismos: nos falta algo, la vida dista mucho de como quisiéramos que fuera, no somos felices.
Sin embargo los objetivos de las prácticas pueden variar muchísimo y debemos estar conscientes de ello al escoger una práctica en particular para trabajar con determinación y alcanzar los resultados esperados. (lee el post Las etapas de la práctica).
Cada práctica promete y lleva hacia un resultado específico y este resultado es nuestra meta, el objetivo que debemos perseguir.
Aquí unbos ejemplos:
Si buscas transformación en los procesos internos (tus emeciones, tendencias, percepciones, entonces las prácticas con los elementos naturales pueden ser de gran ayuda. Reconocer, alcanzar y desarrollar las cualidades de cada uno de los elementos es tu meta. Además deberás integrar el concocimiento y la experiencia en tu vida diaria:
Tierra: Estabilidad, firmeza, solidez, seguridad y fuerza
En la práctica formal profundizas la experiencia de estas cualidades y en la vida diaria las observas y tratas de promover a través de tus actos, palabras, y pensamientos.
Solamente de esta manera las cualidades comenzarán a dar frutos y aparecerán por si mismas en tu entorno.
Así que ¿Para qué practico? Para cambiar e integrar aquellas cualidades de la mente y del corazón que me hacen sentir mejor y hacen que yo sea una persona mejor, para lograr el bienestar tanto en mi interior como en mi entorno.
Practico las cualidades divinas para ser una persona mejor, más completa y feliz.