Sādhana: la práctica espiritual
En el marco del budismo, el hinduísmo y el sijismo el término sánscrito sādhana significa ‘práctica espiritual’. Literalmente quiere decir ‘medios para conseguir algo’, o, más específicamente, la práctica espiritual.
Sadhana es la práctica espiritual llevada a cabo consciente y sistemáticamente para liberar nuestras vidas de limitaciones. Algunas personas tienen curiosidad por la vida espiritual. Piensan que van a obtener algunos poderes psíquicos o siddhis realizando prácticas de yoga. Y cuando no lo consiguen pierden la paciencia, abandonan sus prácticas y la vida espiritual. La mera curiosidad no te ayudará a realizar ningún progreso espiritual. Analiza tus pensamientos y descubre si tienes verdadera hambre espiritual o sólo mera curiosidad.
del «Yoga Vivo»
A diferencia de yoga que es el camino del desarrollo espiritual, la sādhana es una práctica concreta que lleva a resultados precisos.
El fin de semana pasado tuve la oportunidad y suerte de asistir a un seminario sobre Dzogchen de la Tradición Bön, a cargo de Khenpo Geleg Jinpa; las enseñanzas sobre los secretos y la naturaleza de la mente comenzaron por una plática sobre la motivación, sin la cual toda la práctica pierde el sentido y la dirección. Así, decidí dedicar este post a la meditación.
Siempre repito a los practicantes que se aseguren del porque real de su práctica, porqué están haciéndola, cuál es el propósito que los motiva a pasar el tiempo y poner esfuerzo en la práctica porque solo sabiendo eso podran encontrar la determinación y la disciplina tan necesarios para lograr resultados que buscamos. Al parecer, este primer paso resulta muy confuso y creo que de allí nacen los obstáculos que nos acompañan a lo largo de años de práctica espiritual.
Está claro que cada uno los practicantes puede acercarse a la práctica espiritual por distintas razones, algunas más válidas que otras pero todas suficientemente eficaces en su motivación para traer a la persona a un lugar de enseñanza y práctica.
Algunos buscan sentirse mejor, calmar la mente, sanar relaciones con otros, sanar una que otra dolencia, superar algunos problemas, superar obstáculos y limitaciones, otros buscan un estatus, reconocimiento, diferenciación o para calmar la curiosidad, en fin cualquier razón es buena para comenzar a practicar, pero ¿es suficiente tener el deseo y la motivación para cambiar las circunstancias negativas que nos traen el dolor para que esto realmente ocurra y nos liberemos de él? Parece ser que no porque tenemos practicantes que llevan años haciendo muchas prácticas y no se mueven de su lugar.
Además, aunque ustedes no lo crean, existe todo un trasfondo cultural que heredamos de nuestras papás o hermanos mayores, o tal vez algunos lo experimentamos en primera persona, y que nos lleva a esa misma confusión y expectativas que por generaciones marcaban como debe ser el camino de un desarrollo espiritual.
Veamos.
En los años 50 Jack Kerouac fue considerado una figura destacada de lo que llamamos La Generación Beat (Beat Generation) constituida fundamentalmente por los poetas y escritores. Se convirtió en una celebridad clandestina y progenitor del movimiento hippie, a pesar de estar en contra de determinadas ideologías políticas radicales.
Los Beats rechazaban la ideología de éxito a través de la prosperidad comercial – debemos recordar que estos eran los años de post-guerra que en Europa han dejado destrucción y muerte en casi todos los países y que faltaron muchos años para salir adelante pero en Estados Unidos las heridas de la guerra sanaban más rápido y con eso la economía también. Los Beats generaron una contracultura que mezclaba los temas la espiritualidad católica, el jazz, la promiscuidad, el budismo, las drogas, la pobreza y los viajes.
Los Beats tenían carácter y tendencia existencialista, de esa corriente filosófica europea que considera que la cuestión fundamental en el ser es la existencia, en cuanto existencia humana, y no la esencia, y que respecto al conocimiento es más importante la vivencia subjetiva que la objetividad (seguramente esto suena parecido a lo que hacemos en las prácticas de la meditación cuando buscamos la experiencia directa en vez de la experiencia intelectual).
El movimiento de los hippies que retomaron los ideales de la Generación de los Beats solo usaron la parte vivencial, quedándose en la Paz y Amor, la Naturaleza y al huir de cualquier expresión que tenía carácter de establishment o sea provenía de las políticas sociales y gubernamentales, y en su búsqueda de bienestar adoptaban todo lo relacionado con las culturas hindú u orientales. Los hippies buscaban todo tipo de experiencias de la mente que quedara fuera de los establecido, también en las drogas y… la meditación. Era común que los representantes de esa contracultura viajaran a la India o Nepal en busca de un Maestro que los iniciara en los caminos del espíritu. Algunos lograron transformar su camino y hoy son maestros de budismo o hinduismo reconocidos que enseñan de manera ortodoxa, siguiendo el camino completo de las tradiciones que hoy representan. Hay otros que extrapolan algunos conceptos y crean propias escuelas neo-budistas y otros que dan inicio a nuevas corrientes de desarrollo espiritual. Así nace New Age, neo-paganismo, neo-chamanismo y todas esas corrientes que de manera alternativa brindan soluciones para encontrar la… felicidad. Como paso siguiente en el desarrollo espiritual, aparecen muchas interpretaciones y otras tantas modificaciones de las mismas y ahora nos encontramos inundados con conceptos, que a veces no solo son erróneos pero algunas veces hasta contradictorios y entre todos éstos la motivación para descubrir la mente queda más y más lejos de las fuentes originales.
Con todo esto, cuando las fuentes son tan distintas y a veces tan distantes, confundimos las técnicas, expectativas, promesas, objetivos y metas – entramas a la meditación y encontramos más confusión todavía, y al final de esta historia -los resultados no nos satisfacen: ¡la práctica no sirve!
Para ser un buen meditador debemos desarrollar ciertas cualidades que garantizan esos resultados pero ese es el tema para otro post – hoy quiero exponer el tema de la motivación y claridad al escoger una práctica.
En una plática que tuve con Khenpo Gelek Jinpa le pregunté cómo deben practicar los practicantes del siglo XXI, como tu y yo, aquellos que viven superglobalizados, consumidos por la sociedad, que deben interactuar con ciertas reglas si esperan recibir lo esperado porque no vivimos en los monasterios, porque no podemos dedicar tantas horas a la práctica ni refugiarnos fuera de la sociedad por largos ratos.
La respuesta que me dio explotó en mi mente: Debemos practicar exactamente igual que ellos aun dentro de las condiciones que vivimos. Eso quiere decir que debemos lograr los mismos objetivos aunque las condiciones sean distintas y no podamos recurrir a los medios que naturalmente brinda un monasterio o la vida monástica.
Todos los seres humanos poseen la misma estructura interna, no importa edad, sexo, raza, época, cultura, religión, pasado, posición social o económica, si uno es monje o practicante laico; todos sufren de la misma manera y sucumben ante los mismos obstáculos. Es así porque la mente humana es idéntica y por lo tanto las soluciones que se encuentran en la misma mente siempre han sido, son y serán idénticas.
El budismo es el camino que lleva hacía la felicidad y la paz en la mente – ambas en sus formas ulteriores, últimas, más allá de toda causa o condición que pueda alterarlos. Esta sería la liberación última o la iluminación. No se necesita tomar el cuerpo de arcoiris para lograr el estado de la iluminación completa – dice Khenpo Gelek.
Si esto es lo que estás buscando, entonces la práctica de meditación budista es lo que necesitas. Saber lo que estás buscando te motiva para encontrarlo. Si, por el contrario, buscas una cosa y haces la práctica para otra, entonces no encontrarás la satisfacción y la motivación se perderá.
Debe haber claridad del porqué estás hacienda una u otra práctica y está claridad debe nacer de ti, así no tendrás dificultad en tomar la decisión si hacer la práctica o no. De lo contrario no encontrarás ni disciplina ni determinación para cumplir con tus compromisos espirituales y los resultados no llegaran
Dice Khenpo Gelek Rinpoche que si el practicante no está listo para comprometerse con las metas supremas, tendrá que primero superar los obstáculos más cercanos, del samsara y entonces podrá entender en su amplitud la seriedad, profundidad y el sentido del camino budista. Esta es otra forma de recorrer el camino pero ésta toma más tiempo al distraernos de lo verdaderamente efectivo en la práctica. Esa forma de practicar es muy popular en el Occidente, donde buscamos transformarnos, curarnos, desarrollar cualidades y sobre todo dejar de sufrir y encontrar la paz aunque sea por un rato. Eventualmente, la motivación ulterior para la práctica, aquella que posee el verdadero poder, aparecerá Bodhichitta – la motivación de toda práctica budista.
Así, en resumen, debemos descubrir porque realizamos las prácticas y desear alcanzar el resultado que cada práctica conlleva en sí. Tener claro el porque de meditar y el porque de una práctica en particular. Así podremos integrar la práctica en la vida diaria, medir el progreso y sobre todo avanzar en el desarrollo espiritual.
2 Comments
Me interesó la relación con la poesía beat, y Keroac , recordemos también que al escribir «los vagabundos del dharma» refleja que no solamente existencialismo sino que vivían intensamente, al parecer ellos fueron discípulos de Trungpa Rinpoché. Y la motivación de un poeta por lo regular es vivir intensamente y de un poeta budista: vivir intensamente más su Bodichita… Las reflexiones sobre el Khenpo son un llamado de atención, gracias por compartirlas… Sigue escribiendo vale, Edna Apo.
Gracias!!!