Casi siempre nos ocupamos de los aspectos negativos de nuestra mente, tratamos de transformar el sufrimiento en la dicha, el odio en el amor, deseos y apegos en la generosidad, etc. Nos enfocamos en lo negativo de la mente, en aquello que nos trae el sufrimiento – en fin – los demonios de la mente. Los conocemos muy bien, aun asi buscamos terapeutas para que nos iluminen en este tema, chamanes para que nos liberen, amigos para que nos escuchen enemigos para descargar en ellos nuestra frustración, alcohol para olvidarlo, tiempo para apaciguarlo… y nada de eso sirve.
Pero muy pocos aplican la otra mecanica: en vez de concentrarnos en lo negativo y prestar aun mas de la poca energia que nos queda a este proceso de la transformación – hacerlo con lo positivo, con lo divino que tenemos.
Es decir, en vez de dedicar el tiempo y concentrarte en lo malo, dedicarlo a lo bueno y concentrarte en sus resultados.
Todos tenemos el lado divino, perfecto, increible que ya esta en nosotros. Enfoquemonos en esas cualidades que poco usamos: la capacidd de amar, la alegria, ecunimidad y la compasión – en el budismo les llaman los Cuatro Inconmensurables – las cuatro cualidades divinas que si las usas puedes liberarte de todo el sufrimiento.